viernes, 9 de agosto de 2019

Un año ya

Querido Sergi:

La próxima semana hará un año desde la última vez que pude tocarte, acariciarte, ver tu carita traviesa y tan tierna... y no pongo más... porque no quiero llorar.

Un año... un año extraño... un año en el que no he estado perdida aunque por momentos lo parecía... un año en el que en realidad, sin ser yo... era más yo que nunca, por ser consciente de ser un yo.

Hace un año mi hermana pequeña comunicaba su futura boda... la que tendrá lugar el próximo mes. Les chafé la sorpresa debido a mis dotes adivinatorias que a veces se me escapan por la boca sin darme tiempo a pensar.

Hace un año me iba a Barcelona y conocía en persona a alguien especial: Kilian, quien ha pasado a ser mi hermanito adoptado, mi hermanito de alma.

En noviembre me iba a Guipúzcoa a dar la charla/taller sobre el que iba a ser mi segundo libro. Y fue bien, muy bien... incluso posteriormente me hablaron de repetir (hasta otros sitios también querían lo mismo) pero algo estaba pasando en mi interior... algo estaba cambiando en mi interior... algo ha cambiado en mi interior... un cambio profundo en el que todavía estoy sumergida.

Ha pasado un año pero parece como si no pasara, parece como si pudiera tocar el pasado, tocar el futuro y el presente no existiera o, quizá, es que pasado y futuro son también presente.

Me siento anciana. Siento que ya he vivido todo y ahora simplemente me entretengo mientras espero el final de la película. Esto que puede ser leído como deprimente en realidad no lo es. Por primera vez en mi vida siento que mi interior está en equilibrio, en armonía, en paz. He cumplido todos mis sueños... he hecho de mi vida lo que yo quería y ahora ya no hay nada que quiera, no hay nada que desee... nada. Esto es positivo... es el verdadero desapego, aquel que te desapega de la vida y hasta de la muerte. Lo cuestiono pues me gusta mantenerme en cuestionamiento continuo... Me pregunto si tanto desapego será otro extremo... de todas formas, todos los extremos se contienen e inevitablemente la unidad siempre es.

Un año sin ti... un año más, un año menos.

La vida pasa y yo ahora me dedico a observarla, a observarme en medio de ella, como si estuviera viendo una película de la que formo parte pero no sé que parte formo o quizá formo parte de todas las partes, a veces como protagonista, otras como actriz secundaria, como extra, como directora, como espectadora... sí, según el momento nos toca uno u otro papel y en este momento me siento la espectadora que de vez en cuando también hace algún extra.

Me siento mayor que mis padres... esto es increíble, que uno se sienta el anciano y vea a sus padres como más jóvenes (me ha dado la risa al escribirlo pero es la pura realidad).

En fin, Sergi, que ha pasado un año sin ti... un año extraño porque extraña he estado yo... un año extraño porque te extraño y me extraño.